
Ay, Andy Palmer. Todos recordamos cuando lanzó esas incendiarias declaraciones acerca que el «Toyobaru» era un auto para personas sumidas en la crisis de los 50. Además señalo que en el Salón de Tokio sabríamos lo que es bueno.
Y lo primero que vimos fue el BladeGlider, este DeltaWing de ciudad, que ya tiene la luz verde… pero Palmer no se refería al BladeGlider, sino que al IDx Freeflow.
El IDx Freeflow es un coupé compacto, con tracción trasera y que por el momento es un ejercicio de diseño, en clave retro, con guiños a icónicos modelos de la casa nipona como el Datsun 510 y el primer Nissan Skyline, el KPGC10, parecido a lo que hizo el equipo de Toyota con el GT86, citando al «hachiroku» y a modelos emblemáticos como el Sport 800 y el 2000GT pero con más sutileza. Igual es extraño que marcas japonesas, busquen con elementos retro y claramente inspirándose en el éxito de los muscle car gringos, revitalizar a sus deportivos, cuando Nissan pudo buscar un auto más en el estilo del Silvia.

Pero bueno, el ejercicio de diseño es llamativo, muy bien ejecutado y provocativo, pero con un frontal tan alto y volúmenes tan cuadrados, no nos parece tan aerodinámico y juvenil. Quizás le falta pulirlo a Nissan.
Ambos modelos estarán propulsados por motores de 1.5 y 1.6 litros, siendo el 1.6 el que reciba más cariño para que sea un digno representante de Nismo.
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