Expertos discutieron el futuro de la movilidad en Chile en el XII Salón del Automóvil de Santiago

El XII Salón del Automóvil de Santiago no es solo acerca de lanzamientos, presentación de nuevos modelos y lindas modelos. También hay espacio para el debate y preocuparse de temas más «macro» y a largo plazo, como el futuro de nuestra movilidad en las grandes ciudades del país. En este contexto se realizó el pasado […]

La congestión acompaña al desarrollo de las ciudades... también de Santiago. (Imagen: matt.hintsa en Flickr)

El XII Salón del Automóvil de Santiago no es solo acerca de lanzamientos, presentación de nuevos modelos y lindas modelos. También hay espacio para el debate y preocuparse de temas más «macro» y a largo plazo, como el futuro de nuestra movilidad en las grandes ciudades del país. En este contexto se realizó el pasado lunes el seminario «Futuro de la Movilidad en Chile» con presencia de reconocidos expertos en la materia de urbanismo y vialidad como el arquitecto Pablo Allard y el ingeniero civil Luis Willumsen, así como con autoridades como la subsecretaria de transporte Gloria Hutt Hesse. Un tema particularmente relevante considerando el aumento del parque automotriz del país en los últimos años.

Movilidad, casi no es necesario definirlo, es la capacidad de ir, moverse de un lugar a otro en la ciudad. Mientras «mayor» la movilidad, más activa está la ciudad y esto tiene innumerables beneficios económicos y sociales. Es vital que quienes viven en una ciudad sean capaces de ir a su trabajo, hacer su trabajo y recrearse en tiempos razonables para las distancias de la ciudad. Y el automóvil es una de las opciones de cumplir este objetivo… mientras se pueda transitar por las calles sin una excesiva congestión.  Es por eso que no podemos abstraernos de este problema.

Pablo Allard, Decano de la Facultad  de Arquitectura y Artes de la Universidad del Desarrollo abrió el debate en el Seminario organizado por ANAC en el Salón del Automóvil. Para Allard, el automóvil es una forma eficiente de desplazarse en una ciudad como Santiago. No se trata de decir «no más auto» si no de como usar bien el auto y usar mejores automóviles para nuestros movimientos. El aumento del poder adquisitivo de los chilenos y también, las mayores facilidades que se tienen para comprar un automóvil han llevado a que mucha más gente pueda acceder a mejores estándares de transporte y así dejar el transporte público u otro medio y subirse a un auto. Para 2020 se estima que Santiago tendrá 7,5 millones de habitantes y 2 millones de hogares, con  un 46% de ellos del segmento «C2», es decir de clase media – media/alta.  Este crecimiento de la clase media significará hasta 700 mil nuevos autos para Santiago, que se sumarán a los 1,5 millones de vehículos que circulan en la capital actualmente.

Lo anterior significa un tremendo desafío para la ciudad, ya que las estimaciones indican que si no existe nueva infraestructura, el promedio de velocidad de desplazamiento podría bajar hasta 8 kilómetros por hora. Allard propuso varias ideas de lo que podría suceder en Santiago para mitigar el efecto del aumento de los automóviles. Son todas alternativas con bastante sentido común:

Aumentar la oferta de infraestructura: Un ejemplo particular son los estacionamientos. Debe existir donde dejar los autos para no congestionar ciertos puntos de la ciudad. Para darnos cuenta del orden de magnitud del problema de los estacionamientos, Allard propuso el ejemplo de un «estacionamiento para todos». Si se construyera en Santiago, para poder recibir a todos los autos de la capital se requerirían 1300 hectáreas es decir la mitad de la superficie de la comuna de Vitacura.

Mejorar el transporte público, ofrecer un servicio de calidad: Si bien está comprobado que la compra del auto se debe a la capacidad que tienen las personas para hacerlo no porque existan mejores carreteras o calles o mejor transporte público, un servicio competitivo puede motivar a la gente a dejar el auto en casa por la incomodidad que significa subirse al auto por más de una hora.

Diversificar la demanda: Buscar opciones tipo «Park & Ride» en las que los conductores lleguen en auto hasta un cierto punto y luego tomen un bus o metro, hasta su regreso desde su trabajo o trámites. Otra alternativa podría ser utilizar horarios diferenciados.

Tarificación vial por congestión: Una idea que no es muy popular, pero que usualmente aparece. Su objetivo no es castigar al conductor, es ayudarlo a tomar decisiones. Si el conductor no desea entrar a una zona saturada, no lo hace, si quiere hacerlo debe pagar el costo social que eso implica, obviamente en dinero. Gracias al «Tag» se podría dar permisos a propietarios y trabajadores en las secciones tarificadas. Los pórticos permitirían regular el tráfico en sectores muy congestionados como el centro de Santiago o Sanhattan. Obviamente es  una idea que necesitaría mucho desarrollo, porque no sería aceptada rápidamente por la población.

Ideas más «surrealistas»: Demora Inducida, manejar el tráfico dinamicamente con semáforos que detengan el tráfico «antes» de llegar a una congestión. Por ejemplo, detener a un conductor por 10 minutos en una intersección para ahorrarle 30 minutos en otro taco. Una buena forma de implementar esto sería agregando semáforos en las entradas a las autopistas (¡pero sin afectar el flujo fuera de ellas!).  Para mejorar el monitoreo, se puede pensar en sistemas móviles en tiempo real, algo que parece funcionar bien después del fenómeno de la aplicación «Waze».

Luis Willumsen, de Transport Studies Group de University College de Londres, continuó el debate, indicando algunas «malas» noticias: Ninguna ciudad «exitosa» en el mundo ha logrado resolver al 100% el problema de la congestión. Las ciudades crecieron rápido y el espacio es un recurso escaso. Congestión parece ser un sinónimo de desarrollo. Un punto importante que  sustenta esto es una aparente distorsión en los precios que produce una ineficiencia en el mercado: el transporte público ocupa un hasta 50% menos de espacio que los autos para la misma cantidad de gente, pero tiene un costo y usar las calles en un automóvil es gratuito. Es verdad que hay que pagar permisos de circulación, revisión técnica y mantenimientos, pero el dueño de un automóvil puede asumirlos como un costo hundido. Otra ineficiencia en el mercado, es el hecho de que las decisiones de largo plazo son difíciles para nosotros, lo que lleva  a que nos cueste anticipar el tiempo de viaje que tendremos para ir a nuestro trabajo o lugares que frecuentamos en el corto, mediano y largo plazo. Para el profesor Willumsen, las alternativas van por mayor tarificación de infraestructura o por congestión, con el objetivo de mantener las velocidades promedio. Otra alternativa para evitar la congestión, sería la mejora de corredores para buses y la ampliación de sistemas de metro o tranvías para hacer más competitivo al transporte público.

Hacer más competitivo al transporte público es algo en lo que todos los expertos coinciden. (Imagen: Transantiago)

Finalmente, la Subsecretaria de Transporte, Gloria Hutt Hesse cerró el debate en el XII Salón del Automóvil, indicando que el aumento explosivo del uso del automóvil en nuestras ciudades es un hecho, una tendencia que se mantendrá en el futuro y por eso es que el Ministerio de Transporte y Telecomunicaciones está tomando cartas en el asunto. Para Hutt Hesse, este aumento no era necesariamente obvio hace 5 o 10 años, cuando se esperaba que el Tele-Trabajo e Internet ayudaran a que los santiaguinos se desplazaran menos.  Según la subsecretaria, la congestión no es aceptable en un país como Chile, que debe compensar con rutas eficientes su mala ubicación en las rutas comerciales mundiales. Ya somos «inaccesibles», no es ideal también ser ineficientes en el transporte.

En algo en que coincidió con los otros expertos, es que el valor del tiempo es proporcional a los ingresos de la gente, luego al aumentar el Producto Interno Bruto de un país, el costo de perder tiempo en una congestión es más alto. Lo curioso, es que la mejor forma de «bajar» ese costo percibido, es con un automóvil, pues es una forma de transporte más cómoda. Es decir, la congestión solo lleva a… más congestión, como un circulo vicioso.

Para evitar estos problemas, el Gobierno está planteando varios proyectos para invertir en infraestructura vial básica para Santiago y regiones. Para ello se están usando modelos de simulación de flujo que integran todos los sistemas de transporte: Metro, Trenes, Transantiago, taxis y colectivos, en el caso de Santiago. Además, se está trabajando activamente en ideas para disminuir los efectos de la congestión: Tomar mayor control y gestión en estacionamientos, que son propiedad de las Municipalidades que no las manejan de forma óptima en todos los casos, tarificación vial como proponía Willumsen y reserva de áreas y espacios en las ciudades, para futuras obras de infraestructura como terminales y estacionamientos. Además, se seguirá mejorando al transporte público para hacerlo competitivo. Que todo resulte, como todo plan de gobierno, es difícil, pero los programas se están trabajando intensamente.

Como sea, el tiempo de viaje en nuestras ciudades pareciera destinado a aumentar. ¿Qué ideas se te ocurren a ti como automovilista para evitar los desagradables efectos de la congestión? ¿Hay tecnologías que podríamos probar en Chile para resolver este problema?  Comenta con nosotros y sigue este debate.

 

Editor Área Motorsport Sigo el automovilismo desde los cuatro años. Es un deporte que nunca deja de sorprenderme, y que me gusta porque mezcla tanto la destreza y estrategia de los pilotos y equipos con la mecánica y tecnología de los automóviles. Me puedes encontrar en Twitter hablando sobre autos como @felipegana