Niños y niñas con cáncer se convirtieron en pilotos de autos Porsche

Por tercer año consecutivo, los niños con cáncer de Fundación Nuestros Hijos vivieron la entretenida experiencia de recorrer las calles de Santiago a bordo de coloridos y lujosos autos deportivos de socios del Club Porsche Chile. El Club Porsche reúne en el país a 130 socios y más de la mitad de ellos participa activamente […]

Club Porsche

Por tercer año consecutivo, los niños con cáncer de Fundación Nuestros Hijos vivieron la entretenida experiencia de recorrer las calles de Santiago a bordo de coloridos y lujosos autos deportivos de socios del Club Porsche Chile.

Emilio Sahli, Director de Club Porsche; Arnaldo Motto, Edgar Haddad y Sebastia?n Echeverri?a.

Emilio Sahli, Director de Club Porsche; Arnaldo Motto, Edgar Haddad y Sebastia?n Echeverri?a.

El Club Porsche reúne en el país a 130 socios y más de la mitad de ellos participa activamente de las reuniones y actividades. Dentro de éstas está la actividad anual con los pequeños oncológicos de Fundación Nuestros Hijos, “nos pone muy felices de venir nuevamente y que nuevos socios se vayan sumando año a año. Todos los que venimos estamos súper conmovidos, siento que esta cercanía con ellos produjo un efecto mucho más potente en nosotros que en los mismos niños porque nos encontramos con algo que no nos esperábamos, nos vamos con una tremenda enseñanza e impresionados con el trabajo de la fundación y lo que logran con estos pequeños”, comentó emocionado Arnaldo Motto, director del club y uno de los gestores de esta iniciativa.

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Fundación Nuestros Hijos, en sus más de 23 años de existencia, está llegando con algún tipo de ayuda al 80% de los menores que se atienden en el sector público, con el principal objetivo de mejorar su calidad de vida, aumentar sus expectativas de sobrevida y disminuir el impacto psico-social y económico que la enfermedad provoca en el niño y su familia.

Fueron cerca de 20 vehículos Porsche los que realizaron un recorrido en caravana desde la Casa de Acogida de la Fundación para recorrer las calles de Santiago. Al regreso, un grupo de niños de las escuelas oncológicas les presentaron un show de batucadas y compartir un lindo momento.

“Soy un amante de los autos casi por genética y con el tiempo he aprendido de mis amigos mecánicos a desenvolverme humildemente en el mundo de los fierros. En los autos encuentro el relajo y tranquilidad que a veces se pierde con la rutina del día a día”.