Audi R8, sangre de campeón

«Dicen que un ganador se hace, no nace, pero el Audi R8 lleva desde el primer día el espíritu de un triunfador escrito en sus genes». De esta forma presentaban el súper deportivo de la Alemana AUDI en el X Salón del Automóvil, uno de los vehículos mas esperados por el publico presente, y el […]

Audi R8

«Dicen que un ganador se hace, no nace, pero el Audi R8 lleva desde el primer día el espíritu de un triunfador escrito en sus genes».

De esta forma presentaban el súper deportivo de la Alemana AUDI en el X Salón del Automóvil, uno de los vehículos mas esperados por el publico presente, y el que acaparo la mayoría de las miradas de los presentes a esta edición del Salón.

Quieres saber más de este Mega Deportivo?, tras el salto.

El Stand de Audi era simplemente uno de los más llamativos; TT, A5, RS4 y el flamante e imponente R8, es que este modelo no podía escapar de la mirada, su aerodinámica totalmente agresiva era el puntapié inicial para conocer mas de él.

Este Alemán posee un motor V8 4.2 FSI embellecido con Fibra de carbono, capaz de lanzarlo hasta los electrizantes 301 km/h de velocidad máxima y marcando una cifra a la altura de los deportivos de alto nivel, al hacer el 0-100 km/h en 4,6 segundos.

La potencia máxima es de 420 CV a 7.800 rpm y el par máximo es constante desde las 4.500 hasta las 6.000 rpm, quedando en una cifra de 430 Nm, lo que no está nada mal para un motor atmosférico.

La potencia del R8 llega hasta las ruedas a través de una caja de cambios R Tronic automática y de seis velocidades, aunque los más puristas disfrutarán mucho más de ella controlándola con el cambio secuencial de la palanca o las levas del volante.

Muchos detalles que hacen de este auto, una belleza sobre el asfalto, su cabina es tomada desde las pistas, con butacas que te acogen incentivando un manejo al extremo; un color bitono, y un motor que es posible admirar desde fuera del auto, como también desde el interior.

Todo esto y mas, lo dejamos en la galeria del Audi R8

Fotógrafo Racing5 “Cambié los aviones por los autos a los 6 años; me di cuenta que sería más fácil obtener mi licencia Clase B, que de piloto de combate. Luego, el fanatismo fue cosa de segundos”