El primer vehículo autónomo en chile y su marcha blanca: ¿estamos preparados?

El 31 de diciembre pasado comenzó a operar el primer vehículo autónomo en Chile en marcha blanca en un recorrido del Parque O’Higgins como transporte público. Estuvo tres meses en marcha blanca y hoy el Instituto Sistemas Complejos de Ingeniería (ISCI) está estudiando los resultados a partir de indicadores psicofisiológicos como la temperatura, la actividad […]

El 31 de diciembre pasado comenzó a operar el primer vehículo autónomo en Chile en marcha blanca en un recorrido del Parque O’Higgins como transporte público. Estuvo tres meses en marcha blanca y hoy el Instituto Sistemas Complejos de Ingeniería (ISCI) está estudiando los resultados a partir de indicadores psicofisiológicos como la temperatura, la actividad electrodermal, las pulsaciones y frecuencia cardiaca.

Este bus autónomo de origen francés, llamado EZ10, fue presentado por el Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones como parte de un convenio con el Banco Interamericano de Desarrollo. Podía transportar hasta 12 pasajeros en su recorrido de 0,8 km en el parque. El tramo tenía 3 paraderos y demoraba 8 minutos en su totalidad. Se ubica con GPS y puede “ver” lo que ocurre hasta 18 metros a su alrededor gracias a un sistema de cámaras y sensores.

Angelo Guevara y Ángel Jiménez, los investigadores a cargo de la evaluación de este proyecto, buscan establecer relaciones de estos indicadores con las emociones de la gente que pudo usar este vehículo para responder preguntas como: ¿estamos preparados para el transporte público sin conductores humanos? ¿Qué puede decir la ciencia al respecto?

Ahora, ¿cómo hacen estas mediciones? Guevara explica que “estudiamos el recorrido de algunas personas con una pulsera que registra la actividad electrodermal de la piel, no solamente en este vehículo autónomo, también en el metro (…) Al sujeto se le entrega un dispositivo con una aplicación móvil que cada cinco minutos le pregunta sobre sus emociones, lo que luego es clasificado en un modelo llamado Circumplex, que clasifica las emociones de acuerdo a dos ejes: excitado, no excitado, placentero, no placentero”.

Con el análisis de las mediciones de los biosensores y la aplicación de modelos matemáticos, Guevara dice que pueden “relacionar esta información con los eventos que ocurren en el transporte como si el sujeto está detenido, esperando el bus, transbordando, entre otros.”

Además, el ISCI cuenta con la colaboración de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, específicamente de memoristas y practicantes que han ayudado en la recolección de datos en el uso del transporte público, con lo que se espera determinar cuáles fueron los cambios de actitud y la percepción general de los usuarios tras usar el bus.

Soy un tipo sencillo. Cuando chico me picó el bichito de la pasión por los autos y los síntomas todavía no se me pasan. Los efectos secundarios me llevaron a estudiar periodismo. Hoy estoy acá para entregarme a quienes leen a la naranja.