Lamborghini Gallardo de 930Cv

Novecientos treinta caballo de fuerza! Ni más ni menos! Esa es la módica suma de caballitos que lograron como resultado los chicos de Heffner. 930 Cv y 1032 Nm de par máximo son los que le han sacado al motor del Gallardo, gracias a un completo restructurado de piezas y de un sistema twin-turbo. No […]

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Novecientos treinta caballo de fuerza! Ni más ni menos!
Esa es la módica suma de caballitos que lograron como resultado los chicos de Heffner.

930 Cv y 1032 Nm de par máximo son los que le han sacado al motor del Gallardo, gracias a un completo restructurado de piezas y de un sistema twin-turbo.

No me crees? Una completa galería y la evidencia del Dyno después del salto.

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Se demontó completamente el bloque y se sustituyeron los cilindros, se instalaron nuevos pistones forjados, árboles de levas pulidos, un control de aceleración de dos etapas, una entrada de aire y salidas de escape deportivas y, por supuesto, un ultraresistente disco de embrague, que por Dios que hace falta para un proyecto de este calibre.

También se tuvo que mejorar el control de temperatura del motor con un nuevo sistema de refrigeración por agua, nueva bomba de aceite, etc.

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El gráfico del comportamiento del motor V10 de 5 litros es claro: a 5.000 rpm el par alcanza su máximo esplendor, explotando al máximo en las 7.500 rpm. Según aseguran desde Heffner este comportamiento en aceleración es totalmente indomable con el sistema de tracción total desconectada, e incluso con él es fácil que tantos caballos acaban desbocándose.

Dejando a un lado tanta potencia, el Gallardo de Heffner es especialmente distinguible por su exterior gracias a un kit que reutiliza algunos elementos como el delgado alerón y el difusor traseros tomados de Superleggera. Las llantas de aleación en negro a juego con el de los retrovisores o del alerón y un último detalle se añade en la cubierta del motor, que está fabricada en fibra de carbono.

Más imágenes en nuestra galería.

“Soy un amante de los autos casi por genética y con el tiempo he aprendido de mis amigos mecánicos a desenvolverme humildemente en el mundo de los fierros. En los autos encuentro el relajo y tranquilidad que a veces se pierde con la rutina del día a día”.