Museo de Automoviles para el 2010

Lagonda, Aston Martin, Rolls-Royce, Bugatti y Hudson. Marcas legendarias y modelos clásicos de automóviles que en Chile sólo pueden verse en las jugueterías, en miniaturas y en versiones plásticas para niños. Esas son sólo algunas de las marcas que en octubre del próximo año formarán parte de la muestra con cerca de cien autos antiguos, […]

museo-de-autos

Lagonda, Aston Martin, Rolls-Royce, Bugatti y Hudson. Marcas legendarias y modelos clásicos de automóviles que en Chile sólo pueden verse en las jugueterías, en miniaturas y en versiones plásticas para niños.
Esas son sólo algunas de las marcas que en octubre del próximo año formarán parte de la muestra con cerca de cien autos antiguos, de cincuenta fábricas distintas, que estará abierta al público en la comuna de Estación Central. A escala natural, impecables y en perfecto funcionamiento.

Es el proyecto que los miembros de la familia Diez, dueños de Tur Bus e hijos del fallecido Jesús Diez Martínez, el fundador de esta empresa de transportes, está preparando para el Bicentenario. Es, además, la apertura de una de las mayores colecciones privadas de automóviles antiguos de Latinoamérica, y una de las más diversas del mundo, que cuenta con modelos deportivos, de carrera, clásicos e, incluso, con un carro mortuorio de los años 20.

Autos con historia

«La inauguración será el diez del diez del dos mil diez, a las diez de la mañana, por Jesús Diez» dice, entre risas, Jesús Diez González, actual presidente de Tur Bus.

La afición por el número viene, claro está, de su apellido, y para hacerlo parte de la exposición, mostrará vehículos de diez décadas distintas, desde un Renault de 1908 hasta un Audi R8, último modelo.

Cada uno, además, tendrá un relato con su historia, como el modelo Renault de 1908, que trasladó a las tropas francesas durante la Primera Guerra Mundial, y la historia personal, que en el caso de este vehículo, fue en el que se casaron todos los hermanos Diez González, y uno de los primeros de la colección.

Pero no sólo los autos están en plena etapa de preparación para la muestra. La empresa de buses compró una ex fábrica de azúcar de Estación Central, a pocas cuadras de General Velásquez, para montar la exposición. Es una planta de los años 30, que estaba abandonada y que está siendo restaurada por la familia Diez, conservando intactos sus muros de ladrillo y vigas de madera. «Queríamos que los autos, como son antiguos, se exhibieran en un lugar con historia», cuenta Jesús Diez, quien tiene alrededor de 200 vehículos.

«No voy a poder mostrarlos todos, porque no caben, pero elegí los más bonitos, los más interesantes y los menos conocidos», cuenta, y agrega que también tendrá algunos que están tal cual como fueron encontrados, a la espera de una restauración dentro de su taller, que cuenta con ocho personas dedicadas exclusivamente a eso.

Compartir la colección

Como meta, la empresa quiere alcanzar las 200 mil visitas, por lo que tendrán buses de acercamiento desde el Metro y viajes gratuitos desde regiones para la tercera edad y los colegios municipales. «La mayoría de estas colecciones permanecen cerradas, en edificios o bodegas. Yo no quiero eso, quiero que la gente venga a verlos», dice Jesús Diez.

La muestra estará abierta, en principio, durante seis meses, hasta marzo de 2011. Por el momento, el proyecto no considera la opción de transformarse en un museo permanente, porque Jesús Diez usa regularmente sus autos.

«Todos los días llego en uno diferente», dice. Un día es un Ferrari del año 57 y otro es un Chevrolet Corvette. No hay problema con la restricción vehicular, porque tiene patentes terminadas en todos los dígitos, aunque más de una vez se ha quedado en panne

Para Diez eso es parte de la entretención, del placer de andar en sus autos, y por eso no quiere dejarlos guardados. Sin embargo, reconoce que a futuro le gustaría hacer una fundación y que sus vehículos queden en una colección permanente, «la colección Jedimar», dice, en honor a su padre.

La muestra tendrá una sala de cine, para recordar la historia de algunos modelos, una sala de ventas de souvenirs y una cafetería del Coppelia.

Via mercurio Emol.cl

Fotógrafo Racing5 “Cambié los aviones por los autos a los 6 años; me di cuenta que sería más fácil obtener mi licencia Clase B, que de piloto de combate. Luego, el fanatismo fue cosa de segundos”