Toma de contacto: nos aventuramos con el nuevo Land Rover Defender

En agosto llegó a Chile un modelo esencial para Land Rover: el Defender. Debía haberlo hecho en abril, pero la pandemia retrasó los planes. La marca tenía planeado hacer un viaje con la prensa para buscarle las cosquillas al Defender, pero, de nuevo: pandemia. Entonces invitaron a la prensa especializada al Parque Antawaya para realizar […]

En agosto llegó a Chile un modelo esencial para Land Rover: el Defender. Debía haberlo hecho en abril, pero la pandemia retrasó los planes. La marca tenía planeado hacer un viaje con la prensa para buscarle las cosquillas al Defender, pero, de nuevo: pandemia. Entonces invitaron a la prensa especializada al Parque Antawaya para realizar un pequeño tramo con un par de desafíos para el Defender.

Pese a lo grandiosa que suena la idea, no pude encontrar precisamente lo que estaba buscando: algún punto débil en las habilidades off-road del Defender en el trecho definido para la ocasión. En Antawaya la mayoría de los caminos no son realmente tan agrestes y, francamente, se pueden transitar también en vehículos menos preparados. Por ejemplo, en 2019 estuvimos ahí probando el ahora descontinuado MG GS.

Sin embargo, el recorrido estuvo marcado más bien por cuatro momentos en los que el Defender pudo dar atisbos de sus reales capacidades.

Primera impresión

Al llegar se podía ver en acción a través de unas ramas a la unidad disponible para el evento: imponente, con superficies limpias y elegantes, un perfil marcado por su capó y techo prácticamente planos. Mientras más enterrado, más apropiado se ve.

Dista mucho de como se ve un Defender clásico, pero los detalles recuerdan sus orígenes. Los LED diurnos semicirculares, el nombre en el capó, los marcados arcos de las ruedas, las ventanas rectangulares, las ventanas en el techo sobre el pilar C y la rueda de repuesto en el portalón; todo esto junto genera el vínculo entre dos épocas diametralmente opuestas.

Imagen referencial de prensa.

El interior, conservando las distancias, es asimilable a una prenda de actividades outdoor. Es una buena elección de materiales que conjugan la comodidad, el lujo, la durabilidad y practicidad. Mención honrosa se llevan los paneles de las puertas apernados. No sólo es un gesto nostálgico a otros tiempos de la industria automotriz, sino que es una solución práctica cuando toca limpiar o simplemente mantener la piezas firme en su lugar.

Y, realmente, esa es la tónica del habitáculo, salvo en lo que son pantallas y computadores, obviamente. Hay suficiente espacio para chicos, grandes y sus respectivos utensilios de excursiones. La ergonomía, en general, está bien resuelta y hay una buena visibilidad; factor clave en un todoterreno. Sí, hace 30 años las ventanas solían ser más grandes, pero hoy las normas de seguridad llevan envolver más a los pasajeros.

Al comenzar a andar sorprende el refinamiento y aislamiento del nuevo Defender. Aunque eso parezca una contradicción vital, al final de cuentas se trata de un vehículo premium. De hecho, la versión 110 First Edition del evento cuesta 88 millones de pesos y es de esperar que se comporte como tal.

El horizonte es el suelo

Tras los primeros metros nos enfrentamos a un descenso de unos 10 metros a 37°. El terreno era de tierra suelta y tenía algo de grava al final. Antes de comenzar la bajada fue necesario elevar la suspensión, activar el control de descenso y seleccionar la reductora para aumentar el freno motor. Cabe notar que la First Edition monta llantas de 22’’ con unos neumáticos de perfil bajo y para carretera, lo que resta mucho agarre en off-road.

Había que avanzar recto y con fe, pues de la bajada no se veía nada desde el puesto de conducción. Una vez entrando en el descenso había que retirar el pie del freno y dejar al Defender al mando.

Suelto el pedal, mi peso cae sobre el cinturón de seguridad, dejo de ver los árboles a mi alrededor y lo único que tengo frente al parabrisas es la grava del suelo. El Defender apenas perdió la tracción, mantuvo una velocidad constante de cerca de 6 km/h en la bajada y lo hizo sin sobresaltos.

Prueba de fuego para el chasis

El monocasco hecho en un 95% de aluminio y la suspensión trasera independiente multibrazo son herejías para muchos fanáticos del Defender clásico. Este último elemento es uno de los grandes responsables del nivel de refinamiento del nuevo Defender. Sin embargo, no es la mejor solución para sortear caminos rocosos, pues permite menos articulación que un eje rígido.

Justamente a un costado del camino había una corta sección llena de rocas, motivo suficiente para desviarnos un poco. Para este propósito seleccionamos el modo Roca en el Terrain Response 2 y mantuvimos la suspensión y la transmisión en la configuración previa.

Acelerando gentilmente el Defender trepó en diagonal la primera roca. No hubo ni un crujido del monocasco ante la fuerza diagonal, prueba de la alta rigidez torsional de 30.000 Nm/°. Así nos hicimos camino entre las piedras por unos metros hasta volver al camino.

No se engañen, no eran rocas muy grandes, pero difícilmente un Land Rover Discovery o cualquier otro SUV urbano habría podido sortearlas. Acá se lució la suspensión neumática que eleva al Defender hasta los 29,1 centímetros libres hasta el suelo. Así también lo hizo la suspensión trasera por su amplia articulación. ¿Sería mejor con eje rígido? Ahí, sobre las rocas, seguramente sí, pero difícilmente lo sería en casi cualquier otro camino.

Un poco de agua para la demostración

Imagen referencial de prensa.

A medio camino nos cruzamos con un arroyo precordillerano. Este no tenía mayor caudal y su profundidad difícilmente alcanzaba los 40 centímetros. Para un SUV común y corriente 40 centímetros ya son un problema, pero para probar el Defender se quedó corto, ya que anuncia una capacidad de vadeo de 90 centímetros.

Sin embargo, este fue un buen momento para conocer el gráfico Wade Sensing. Este, a través de las cámaras ubicadas en la cara inferior de los retrovisores puede calcular la profundidad de vadeo instantánea. Aunque parezca trivial, ayuda a mantenerse dentro de las capacidades del Defender que, si bien son altas, no son infinitas.

Para activarlo hay que seleccionar el modo Vadeo y mantenerse bajo los 10 km/h. Mención aparte merece el sistema de cámaras en 360° con realidad aumentada. Este genera una perspectiva de testigo exterior en 3D del Defender. Incluso es capaz de mostrar los árboles moviéndose alrededor del vehículo, todo en tiempo real.

Suavidad ante todo

A mi parecer, esto amerita hacer un bonus. Justo al salir del riachuelo, la subida era algo empinada y el camino era de tierra suelta y algo mojada, parecido al ejercicio de descenso. En lugar de aprovechar el impulso para continuar la subida, detuve al Defender ahí mismo. Quería saber cómo gestionaría la tracción en esa subida.

Esperé un par de segundos, solté el freno y el Defender se retuvo automáticamente para impedir el retroceso. Luego comencé a presionar suavemente el acelerador. De a poco comenzaron a subir las revoluciones del motor turboalimentado y microhíbrido de seis cilindros en línea. Ronroneó hasta cerca de 1.500 rpm, momento en el que la transmisión se acopló de una manera casi sedosa y empezó paulatinamente el movimiento.

Esa delicadeza es la clave en situaciones de baja adherencia, incluso con neumáticos de calle. Además, eso permite mucha mayor precisión cuando hay que acomodar la pisada del Defender en un punto en específico. Pero, ojo, que después de una mañana de movimientos tan lentos, las baterías del sistema microhíbrido se descargan y se pierde ese extra de torque eléctrico que asiste al motor a bajas revoluciones.

Un nuevo capítulo de la misma historia

El vehículo de apoyo de la experiencia era nada más ni nada menos que un Defender 110 Adventure Edition, una edición especial que marcó el término de la producción del modelo en 2015. De estos llegaron apenas 15 unidades a Chile.

Quien es amante del off-road de toda la vida es probable que no transe ni deje ir a este Defender. Esta nueva generación es genuinamente cómoda y capaz a la vez. Lo filtra todo, pero sacrifica por ello mucha información. Fabrizio Alvarez, instructor de manejo de Land Rover, reconoce que el antiguo Defender se manejaba con todos los sentidos, pues se comunica a través del asiento, los pedales, el volante, sus olores, sonidos y cuánto más.

En síntesis, son proyectos distintos. Tan solo quedamos con ganas de poder probar el nuevo Defender en caminos pavimentados. Ahí es donde se debería notar la evolución con respecto a la tosquedad del modelo de antaño.

Soy un tipo sencillo. Cuando chico me picó el bichito de la pasión por los autos y los síntomas todavía no se me pasan. Los efectos secundarios me llevaron a estudiar periodismo. Hoy estoy acá para entregarme a quienes leen a la naranja.