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Motoyama, con un auto destruído, decidió que no había que rendirse todavía. Hubiera sido fácil tirar la toalla, pero no. Él podía reparar su auto, con sus propias manos. Si dejaba el auto, significaba el abandono definitivo de la carrera. En Le Mans las reglas no permiten que los autos «remolcados» a los pits vuelvan a la competencia. Sin demasiadas herramientas, Motoyama comenzó la tarea de revisar cables, suspensiones, intentando revivir a su máquina con los consejos de los mecánicos de Nissan que se acercaron a la reja sin poder hacer nada. Después de casi 3 horas de esfuerzo, llanto y desesperación por parte del japonés, el auto no pudo partir, con lo que Highcroft decidió retirar oficialmente al Deltawing de las 24 Horas de Le Mans 2012.
Hasta la hora 6, el Deltawing giraba cómodo en el ritmo de carrera exigido por la organización (similar a la categoría LMP2) y solo se había detenido por media hora por problemas de caja de cambios, no relacionados con la extraña arquitectura del auto.
En este video de tres minutos puedes sufrir con Motoyama lo que significa abandonar en Le Mans. Un esfuerzo dakariano del japonés, que así seguro entrará al baúl de recuerdos de las 24 Horas.
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