Nostalgia.
El más humilde de estos es el Seat Ibiza. No es precisamente un deportivo, pero si conoció variantes hot-hatch. Para los amantes de las plataformas VAG, el Ibiza es un gran auto, el que también tiene su historia en el motorsport. Yo sobretodo, recuerdo muy bien el Ibiza Kit Car con ese particular color amarillo, dándole duro en los rally de asfalto. Seat creó su propio icono, y para una marca pequeña, de seguro es un gran hito, el que muchos fanáticos del Seat celebran: aquí en Chile los menos; en España de seguro muchos más.
Del Mazda Miata, que se puede decir. Es el gran deportivo accesible, biplaza, bajo, tracción trasera, caja manual, a la antigua, pero con un diseño futurista, con su cierta cuota retro. Una reinterpretación de los pequeños roadster británicos. El MX-5 se ha ganado su reputación entre pilotos, amantes del tuning y simples fanáticos del automovilismo como un verdadero icono que se alza cada vez que se dicen que los deportivos ya no se hacen como antes. Cuando lees de record guinness, de poleras, de autos de colección, de comics, de juegos de video, de posters, de clubes… lo único que uno quiere es que el Miata, con sus 25 años, llegue a los 50 y siga todavía siendo el punto de entrada para muchos al fascinante mundo de los autos.
Y el BMW M5 es el gran sedán deportivo alemán. Un crucero de lujo creado sobre la plataforma del Serie 5, pero que en esta variante M se desata por completo. Es un Muscle Car alemán hecho para sembrar el caos en la Autobahn, pero tan sobrio que jamás sabrías que motor esconde, incluyendo en una de sus variantes, un V10 con tecnología de Fórmula Uno. Son 30 las velitas que apaga este neoclásico, el que no me arrepiento en decir que es uno de mis autos preferidos. Un verdadero Gran Turismo.