[Review] Renault Arkana, diseño “coupé” y también familiar

Los SUV “coupé” no son nada nuevo en el mercado, pues ya los conocemos hace unos buenos años atrás por parte de algunos fabricantes “premium”. Sin embargo, es distinto si a esta fórmula se le agrega el factor generalista, que es justo lo que ha hecho Renault con el Arkana. Además, tenemos la fortuna de […]

Los SUV “coupé” no son nada nuevo en el mercado, pues ya los conocemos hace unos buenos años atrás por parte de algunos fabricantes “premium”. Sin embargo, es distinto si a esta fórmula se le agrega el factor generalista, que es justo lo que ha hecho Renault con el Arkana. Además, tenemos la fortuna de ser el primer mercado internacional en recibirlo en su formato europeo, incluso antes que la misma Europa.

Esta tendencia de diseño se ha ganado sus fanáticos y también una buena cantidad de detractores. Y, claro, razones hay, porque se gana una estética más audaz, pero se pierde espacio y practicidad. Sin embargo, Renault, pese a ser primeriza en estos rumbos, hizo dos buenas jugadas con el Arkana.

La primera es que creó un modelo nuevo. Sí, hay otro Arkana en Rusia muy parecido por fuera, pero que debajo de la carrocería no tiene nada que ver con este. Además, debido a que tampoco hay un Arkana en versión SUV tradicional, no tiene un hermano más práctico y conservador con el que pelear. Esto es justo lo contrario a lo que hizo, por ejemplo, Audi con el Q3.

El segundo acierto es la gestión del espacio interior de este SUV, porque, francamente, lo “coupé” apenas le cuesta un par de centímetros de espacio útil por aquí y por allá. Además, durante los días que usamos este Arkana como auto de diario sólo recibimos comentarios positivos del diseño, incluso de peatones y pese al sobrio color gris Highland. ¿Será que encontraron ese punto medio de practicidad y estilo? Es discutible, pero al menos deben estar cerca.

Robusto, pero sin exagerar

Renault ha salido airosa de un ejercicio que no siempre sale bien. Hoy es tendencia en la industria el uso exagerado de distintos gestos, guiños, rasgos, gráficos y otros elementos en el diseño exterior. Lógicamente, con un diseño SUV “coupé”, cuyo propósito es ser más atrevido de lo común, existe una tentación aún mayor de llegar a este punto. Sin embargo, no es el caso.

El Arkana obedece fielmente al actual lenguaje de diseño de su fabricante progenitor. La carrocería apenas muestra aristas y trabaja con superficies muy fluidas y sus respectivos reflejos. Además, las proporciones son las justas y se nota armónico desde casi todos los ángulos… siempre que se le mire en persona. Este es de esos autos cuyas formas son difíciles de fotografiar, porque suelen resaltar demasiado la “musculatura” y pareciera verse distinto a como lo hace “en vivo”.

De noche también se hace notar con su firma lumínica. Todas las versiones usan focos LED en su exterior, salvo en los intermitentes traseros. Las forma de C de sus luces diurnas son bastante peculiares y la iluminación principal tiene muy buen alcance y claridad. Brillan también las llantas de 18’’ de esta versión por su acabado bitono. Acá se nota la personalidad eminentemente urbana de este SUV, pues el recorrido de la suspensión no es muy amplio, lo que acerca visualmente la carrocería al suelo.

La caída del techo al estilo coupé genera un portalón del maletero de tipo liftback. La puerta en sí es bastante grande, pero por lo mismo la boca de carga es muy generosa. Sí puede ser preocupante que el portalón llegue tan abajo y que el parachoques sea tan pequeño. Nos imaginamos que un topón posterior con un vehículo de similar altura probablemente terminará con una reparación o bien un reemplazo del mismo portón, además del parachoques. Ojo, que cuando se abre, el auto mide 2,15 metros de alto.

Este “coupé” no es precisamente egoísta

La jerga popular califica a los coupé y convertibles como “autos egoístas” por tener menos asientos y puertas para los pasajeros. Bueno, el Arkana no pierde puertas ni asientos y apenas sacrifica un poco de espacio. Dejando al lado las críticas por gustos y definiciones conceptuales, este no deja de ser un auto práctico para la familia. Y si de eso se trata, habrá que partir de atrás para adelante, desde el maletero.

Tras el portalón se descubre una zona de carga perfectamente amplia para los bártulos de una familia de cuatro, o quizás tres si eso incluye un carro de guaguas. El suelo del maletero tiene dos alturas. La más alta queda a ras con la boca de carga y nivelada con los asientos cuando se abaten. La otra permite aumentar la altura del espacio de carga y alcanzar 508 litros de capacidad. Aunque echamos en falta una mejor iluminación, ganchos para bolsas o alguna red, es un espacio muy aprovechable.

Los asientos traseros son un buen lugar para pasar unas horas como pasajero en los asientos laterales. El que vaya al medio no irá igual de cómodo, pero gracias a un túnel central bajo y un asiento no tan duro, tampoco será una tortura. Aun siendo “coupé”, personas que ronden los 1,8 metros de estatura tendrán suficiente espacio hasta el techo y en sus rodillas. También hay buen sitio para sillas de retención infantil y unas puertas amables para instalarlas. Ojo con perder las tapas de los anclajes ISOFIX.

¿Y qué hay para los que van adelante? Ellos gozan del mejor sitio para viajar dentro del Arkana. Los asientos son cómodos para viajar varias horas sin fatiga postural, aun cuando no sostienen bien el cuerpo en las curvas y los reposacabezas pueden llegar a molestar a algunos. Los mandos del climatizador quedan a la mano, la pantalla del infoentretenimiento está a una buena altura, los reposabrazos acogen los codos perfectamente… en general, es un buena nota para la ergonomía, pero hay una excepción.

Renault decidió que la perilla del volumen del audio era prescindible. En su lugar puso un botón táctil que luego despliega los botones de “+” y “-“ en la pantalla. Eso lleva a cambiar el volumen desde el volante, salvo que este no tiene mandos para eso. Esos botones están en una pequeña barra detrás del aro junto a otras funciones como el cambio de la canción en curso, la emisora radial y la fuente del audio. Pero el problema luego es que el mismo volante tapa la vista de este mando. Todo por eliminar la perilla.

Además, la calidad de ese mando oculto no es tan buena como en otras partes del interior. A la vista y al tacto, el Arkana se luce con materiales blandos en las zonas cercanas a las manos. El volante y el pomo de la transmisión están forrados en un suavísimo cuero y el símil metal de las ruletas del climatizador es un detalle que eleva la percepción de lujo. Ahora, esto es adelante, pues los ocupantes traseros tienen paneles de plásticos duros y muchos tonos oscuros.

El Arkana no tiene competencia en nuestro mercado por su tipo de carrocería, pero por precio el Mazda CX-30 y el Peugeot 2008 son más sofisticados por dentro, ya sea por calidad de materiales o por la implementación de su tecnología. Sin embargo, también son más chicos y no tan prácticos para llevar a toda la familia.

Su lugar en el mercado

Los pasajeros traseros también tienen salidas de aire acondicinoado. El repozacabezas central es fijo.

El Arkana llega a llenar un vacío que Renault tiene hace varios años en su gama de modelos en Chile. Se ubica a medio camino entre un Captur y un Koleos, y es, de estos tres, el más moderno. Sin embargo, esto no le asegura nada en el terreno tecnológico, aunque ese es tema para otra nota de la review de este modelo.

Se ofrece en cuatro versiones, todas con el mismo tren motriz, pero, lógicamente, con diferencias en equipamiento. La versión que probamos es la Intens, es decir, la más equipada, pero sin el sunroof, pues esa cuarta versión todavía no está disponible. Los precios de lista, con bonos a todo medio de pago incluidos, son los siguientes:

  • Arkana Life: $17.790.000
  • Arkana Zen: $20.090.000
  • Arkana Intens: $22.290.000

Pronto les contaremos en otro par de notas cómo va la tecnología del interior y qué tal se maneja el Renault Arkana con su motor 1.3 turbo y su transmisión automática de doble embrague.

Soy un tipo sencillo. Cuando chico me picó el bichito de la pasión por los autos y los síntomas todavía no se me pasan. Los efectos secundarios me llevaron a estudiar periodismo. Hoy estoy acá para entregarme a quienes leen a la naranja.