[Columna F1] Entrevista a Enrique Scalabroni, «Sólo un accidente puede detener a Senna»

Podría contarles que llegó a Europa en 1978. Que llegó a ser campeón mundial de Fórmula 1 tres veces. Que era brasileño y que fue uno de los pioneros dentro de los pilotos de la categoría reina, en cuanto al tipo de rutina de ejercicios que realizaba. Que venía de una familia acomodada. Que murió […]

© "SENNA"

Podría contarles que llegó a Europa en 1978. Que llegó a ser campeón mundial de Fórmula 1 tres veces. Que era brasileño y que fue uno de los pioneros dentro de los pilotos de la categoría reina, en cuanto al tipo de rutina de ejercicios que realizaba. Que venía de una familia acomodada. Que murió en Ímola haciendo lo que amaba, que era correr.

Son muchas las cosas que se pueden decir sobre Ayrton Senna, pero es más difícil decirlo si uno no vivió todo como parte íntegra: particularmente, si la F1 no era tan popular en nuestro país y que veíamos las carreras con dos y hasta cuatro horas de desfase.

En mi caso, un joven de 17 años que estaba más pendiente, que otra cosa: de tocar batería, jugar rugby y de pasarlo bien con mis hormonas. Porque el amor por los autos estuvo siempre ahí, presente, pero afloró cuando dejé el rugby de lado.

El hecho de haber visto la carrera y el ya sabido desenlace de la vida de Ayrton no termina de cerrar la herida por no haberlo visto correr y ganar más. De que hubiera él, conseguido más que todos los demás pilotos que han pasado por la categoría…

Pero el conocer la mirada de alguien que vio en vivo y en directo a Senna, que compartió en varias oportunidades con él y que es fuente confiable para cualquier periodista o redactor amateur de la F1, no deja de ser algo relevante para todos los que somos parte de este mundo del combustible y la velocidad. Si es que el combustible sigue siendo relevante para la máxima categoría del deporte motor en dos años más.

Enrique Scalabroni es de esas personas que te nutren como ser humano. Un personaje de renombre en el MotorSport mundial y, a mucha honra: es un amigo al que respeto y en el cual confío a ojos cerrados.

Es por esto que le robé un poco de su tiempo para conocer su visión y sus recuerdos del chico de Sao Paulo.

No sólo de lo técnico, como muchos esperarán de un ingeniero de la talla de Enrique, sino que también tocando el lado humano de la historia de uno de mis ídolos.

Todo parte por el principio. Desde ese primer encuentro

Donington Park, Inglaterra 1983. Frank Williams con Ayrton Senna. Foto: LAT Photographic/Williams F1.

Donington Park, Inglaterra 1983. Frank Williams con Ayrton Senna. Foto: Williams F1.

“Yo había ido de Argentina a Inglaterra en 1981. Había conocido a Quique Mansilla, que era un piloto argentino quien corría en la Formula Ford inglesa. Un día me invitó para ver el auto (del equipo PRS), en la zona de Norwich, cerca de donde estaba la Lotus y fui a ver ese auto un domingo por la tarde, y me dicen “mirá, está justo llegando un piloto sudamericano, un chico de Brasil, que viene a comenzar a correr en Europa con nuestro equipo. Va muy bien en Karting”.

“Era Senna. Me lo presentó. Un chico muy delgadito, serio, tranquilo. Que después comenzó a correr en PRS con Mansilla y fue muy, muy fuerte. El paulista estuvo en PRS dos años”.

“Después, cada tanto, lo iba encontrando en los circuitos. El problema fue porque era difícil hablar con él porque venía a hacerlo conmigo, pero de ahí: le caía toda la gente y se tenía que esconder, prácticamente. Pasaba de los Boxes a los Motorhomes, cruzaba la calle rápido y saludaba, sino se le venían mil personas encima. Siempre que me lo topaba me decía ‘Tudo bem? Tudo bem?’ Afuera del circuito era muy respetuoso, tímido. Muy ordenado”.

El respeto y admiración por Ayrton no venía sólo de los fanáticos de la categoría o de personas como Enrique. Había algunos próceres que sentían que el brasileño era un diamante ya comenzando a brillar. Para nada, uno en bruto.

Hungaroring, Hungary, 5 al 7th de Agosto 1988. Foto: LAT Photographic/Williams F1.

Hungaroring, Hungary, 5 al 7th de Agosto 1988. Foto: LAT Photographic/Williams F1.

“Senna tuvo un respeto muy grande de Fangio. De hecho Juan Manuel me dijo una vez ‘Yo quisiera que él fuera mi sucesor y que ganara más campeonatos que yo, porque es muy bueno’. Incluso, cuando ganó una carrera creo que en Brasil, Senna bajó del podio y se abrazaron. Tenían muy buena relación ellos dos”.

El juego psicológico y la resultante coraza de un piloto ante otro, cuando se enfrentan a la prensa, es un hecho. Lo vemos de cada tanto, hasta en el Paddock, pero al final el respeto se hace ver en las carreras.

“Senna tenía un estilo muy limpio de manejo. Además tenía una suerte de versatilidad: podía correrle a Alain Prost y a Nigel Mansell con el estilo de ellos. Prost tenía un estilo muy fino con mucho Understeer pero no podía luchar más porque no tenía ‘brazos’, y Mansell era lo opuesto, tenía ‘brazos’, peleaba el auto. Senna le corría fino a Prost y a Mansell, en cambio, le corría peleando. Era un piloto excepcional. Y bajo el agua era realmente excepcional, sabía cómo controlar. No había ayudas, como las de hoy en día”.

La técnica de Max Verstappen se asemeja mucho a la de Senna, especialmente en circuitos mojados o con lluvia extrema, como se vio en el pasado GP de Brasil. A pesar de que quién resultó ser más un referente, como lo ha dicho el mismo Verstappen, fue Michael Schumacher; pero en el sabor de boca se acerca mucho a Senna. Mucho, relacionado a las líneas de carrera que demostró en Interlagos, el año previo.

“Su padre (Jos Verstappen) era muy bueno en la lluvia, también. Llueve siempre en Holanda, la lluvia no es un problema para ellos. Ahora, Senna tenía una calidad; una condición natural para tratar el volante y el pie, pero necesitaba alguien que le apretara. Una vez en Mónaco iba ganando por muchísimo y solo, adelante. En un minuto se distrajo y golpeó contra un guardarrail. Pidió disculpas y se fue a su casa. Es una lástima que no haya ganado más y haya superado a Fangio”.

Para muchos –me incluyo, mirando la firma de Ayrton Senna tatuada en mi muñeca izquierda– el primer fin de semana de mayo de 1994, se quebró el corazón. No sólo por el fatal accidente de Senna sino también por la muerte de Roland Ratzenberger (en la ronda de calificación del GP de San Marino, más precisamente, en el circuito de Ímola).

1994 Grand Prix de Brasil. Interlagos, Sao Paulo, Brazil. 25 al 27 de Marzo 1994. Foto Williams/LAT Photographic

1994 Grand Prix de Brasil. Interlagos, Sao Paulo, Brazil. 25 al 27 de Marzo 1994. Foto Williams/LAT Photographic.

“Yo tendría que haber ido a esa carrera, pero no sé qué me pasó que sentí que no tenía muchos deseos de ir, y no fui. Me acuerdo que me llamó un periodista argentino y me dijo ‘mirá que hiciste bien en no venir porque acá hay un ambiente pesado. ‘Senna no quiere correr’. Había sufrido mucho con la muerte de Ratzenberger y por la forma en que había sucedido”.

“El domingo. Hubo un accidente en la largada, lo que implicó tener que dar dos vueltas detrás del PaceCar. Ímola era un circuito muy rápido, tenía grandes rectas y era muy largo, y dos vueltas en autos que tenían unas GoodYear con 20 PSI en las gomas delanteras y 16 libras en las traseras, de modo que ya en la segunda vuelta todos los autos venían con las gomas frías. Tendrían que haber cambiado los neumáticos todos, para relanzarse con la temperatura y la presión adecuadas. Pero pasó lo que pasó”.

“Había un salto en la entrada a la parte rápida, donde se salió de la pista, que él insistió, en una jornada de práctica el fin de semana anterior a la carrera: que ese salto había que modificarlo. Ahora ¿Qué sucedió con el auto? yo no lo sé. No tengo datos, ni nada al respecto”.

El accidente de Senna fue muy emotivo por el trasfondo del fin de semana completo. Aparte de la muerte de Ratzenberger, se sumaba el fuerte accidente de Rubens Barrichello. Parecía que la muerte comenzaba su cacería y que no había quedado contenta después de tomar la vida de uno de nuestros gladiadores, ni con haber hecho prisionero suyo, a otro.

Era un fin de semana espiritual en todo el sentido de la expresión. Y para los que estaban lejos, también.

“Ese año fui a Argentina después de tanto tiempo. Fui a La Cumbre de Córdoba donde vive mi madre, para visitarla y me acuerdo de que, vino un periodista que me había pedido una nota. Me preguntó justo antes de lo de Ímola: ‘¿Qué opinás de este GP?’, y me vino en mente esto y le respondí: ‘Mirá, éste es el único año en que el campeonato está decidido antes de partir. Está el mejor auto del mundo (el Williams FW-16) con el mejor piloto del mundo, y con el mejor motor del mundo (Renault)’”.

“En ese momento me vino, no sé… …se me vino una cosa a la cabeza y lo dije sin pensar. ‘Sólo un accidente puede detener a Senna’, y cuando dije eso, me vino como un terror y comencé como a vibrar, pensando ‘¿Por qué dije esto?’ ‘¿De dónde salió esto?’”.

“Después volví a Inglaterra y pasó lo que pasó. Me llamaron muchas veces desde todos lados, porqué ya se había publicado y lo habían escuchado. Porque en realidad, no había lucha para él, tenía que ganar con seguridad”.

Son historias. Momentos que hacen parte de una nueva película. Una, con nuevo guión y escala de planos, que arman un documental que atesoro en mi mente.

Y en mi muñeca izquierda.

[ Entre comillas lo dicho por E. S. ]

Un poco gordo. Un poco alto. Escribo de Fórmula 1 y saludo a los perros en la calle. Estaré comentando y opinando sobre la trastienda del circo de la Fórmula 1 en #LaNaranja. En Twitter @jpfaundezr