LaFerrari: La nueva obra de arte de la Casa de Maranello

El pasado martes 5 de marzo se lanzó el sucesor del Ferrari Enzo para la Casa de Maranello. En Racing5 recién nos estamos recuperando del shock emocional de ver tal despliegue de diseño y tecnología, por lo mismo ahora cerramos la boca, secamos nuestro teclado y te contamos, como nadie te lo ha dicho, las […]

El pasado martes 5 de marzo se lanzó el sucesor del Ferrari Enzo para la Casa de Maranello. En Racing5 recién nos estamos recuperando del shock emocional de ver tal despliegue de diseño y tecnología, por lo mismo ahora cerramos la boca, secamos nuestro teclado y te contamos, como nadie te lo ha dicho, las bondades de esta nueva joya del Cavallino Rampante.

Convengamos que en Ferrari todos sus modelos corresponden a exclusivos superdeportivos, pero existe una estirpe al interior de Maranello que destaca a «esos caballos especiales». Comenzó en 1984 con el Ferrari GTO dando paso tres años más tarde al F40 para celebrar los 40 años de la marca del Cavallino. Luego vendría el F50 en 1996 y pensamos que nada lo podría superar cuando en 2002 se estrenó la Ferrari Enzo. Desde ese momento todos quisimos uno, aunque fuera a escala.

Once años más tarde Ferrari nos vuelve a sorprender con algo nunca antes visto: LaFerrari, un nombre bastante redundante para un modelo que para nada redunda dentro de lo ya conocido dentro de la marca caracterizada por el Rosso Corsa, pues para comenzar no fue diseñado por Pininfarina, cosa extraña para lo que se venía viendo al interior de la marca.

Desde el punto de vista técnico no es extraño que se haya prescindido de los servicios de Pininfarina, pues por una parte el famoso estudio de diseño ya no es lo que era antes por la deserción de piezas clave dentro del equipo y por otro lado la necesidad de Ferrari de contar con un equipo de diseñadores mucho más cercano a la labor de los ingenieros dada la naturaleza de este modelo que si bien es bello por donde se le mire, sus gracias van más por el lado tecnológico y mecánico.

Vamos por parte y analicemos desde un punto de vista especializado a LaFerrari, pues un Fórmula 1 carrozado como podría describirse en «palabras pobres» da para muchos análisis.

El diseño

Wow! Es lo primero que podemos esbozar al ver las maravillosas líneas que se desprenden más del túnel de viento que de la caprichosa mesa de dibujo del equipo de diseñadores. Pues podemos decir que el diseño de LaFerrari es más una consecuencia que el punto de inicio de este modelo.

Lo que primero salta a la vista es que «abre completamente la boca» con una importante toma de aire que cruza todo el frontal de esta nueva joya de Maranello. Y no es cualquier toma de aire, sino una que se divide en tres partes: Dos laterales que dirigen el flujo de aire hacia los frenos delanteros para refrigerarlos y una central que refrigera el radiador frontal de agua. Se suma a esto una abertura en el capot que corresponde a una salida de aire caliente que además genera carga aerodinámica en el tren delantero. Ingeniería pura.

Al mirar a simple vista LaFerrari, si es que se puede mirar solo a simple vista, notamos una especie de cockpit similar al de los aviones de combate que se destaca por su color negro independiente del color de la carrocería. Este cockpit no es solo obra del diseño, sino que nuevamente es una consecuencia de la ingeniería, pues el habitáculo está diseñado al estilo de los monocascos de la Fórmula 1 en una estructura rígida de fibra de carbono a la cual prácticamente se le han adosado cojines para formar los asientos. En resumen, el piloto va literalmente pegado al auto.

Pero cómo entonces se regula la posición de manejo si el asiento es fijo? Bueno, si Mahoma no va a la montaña… Es por ello que al no moverse los asientos, lo que se mueve es el volante y los pedales. Voilà!

En el interior destaca su volante prácticamente cuadrado con todo el instrumental necesario para domar al cavallino, aunque agrega menos botones y perillas que la 458 Italia no deja de ser curiosa la incorporación de una placa en la parte inferior del volante en la que se incorpora el nombre del propietario, ese exclusivo integrante del club de los 499 que podrán ser dueños de este modelo. Bueno, dejémoslo en 498, pues en las fotografías de presentación se puede ver el nombre de Fernando Alonso en esta placa.

Tras el volante tres pantallas muestran la información que el conductor privilegie, incluyendo la información de la radio, para no sobrecargar el panel de instrumentos con elementos adicionales, aunque nos preguntamos quién sería capaz de escuchar música si tiene la melodía de un V12 de 6.2 litros justo en la espalda.

La tecnología

Siempre se recurre a la frase cliché de «es un Fórmula 1 de calle» o a la mención sobre que la Fórmula 1 es el laboratorio del futuro de la industria automotriz. Ambas frases por fin cobran real sentido con LaFerrari, pues por primera vez se integra un motor eléctrico sin fines de economía, sino de potencia pura. Un motor eléctrico adicional capaz de entregar más potencia para sumarla a la generada por el motor V12 atmosférico. KERS, te suena?

Pues bien, LaFerrari monta un motor V12 de 6.262 centímetros cúbicos capaz de erogar una potencia de 800 caballos de fuerza a los que se suman uno 163 adicionales de su motor eléctrico. En total 963 caballos de fuerza.

Claramente podríamos seguir escribiendo una enciclopedia sobre todo lo que propone esta nueva maravilla tecnológica de la casa de Maranello, pero mejor de dejamos una selección de imágenes que muestran los avances tecnológicos de este nuevo superdeportivo.

“Soy un amante de los autos casi por genética y con el tiempo he aprendido de mis amigos mecánicos a desenvolverme humildemente en el mundo de los fierros. En los autos encuentro el relajo y tranquilidad que a veces se pierde con la rutina del día a día”.