Google
La G de colores ya ha recorrido más de 225.000 kilómetros con autos que implementan gran cantidad de tecnología para desarrollar este sistema de autoconducción que parece sacado de una película de ciencia ficción.
El secreto: Tanta inteligencia artificial que hace ver a KITT como un retrasado. El auto va conectado todo el tiempo a internet, descargando las condiciones de la ruta en tiempo real desde una base de datos de carreteras y calles que incluye datos tan relevantes como el límite de velocidad de la zona donde va pasando, posición de los signos de tránsito, pasos peatonales y el estado de los semáforos. Al mismo tiempo, un láser posicionado en el techo va sondeando las condiciones de la ruta y pone al auto en alerta permanente, tomando decisiones autónomas para reaccionar en tiempo mínimo ante posibles peligros para el conductor, otros conductores y los peatones.
Cada uno de los siete Toyota Prius en los que Google lleva a cabo este experimento tiene a bordo un GPS, un sensor de inercia, el antes mencionado láser que va escaneando el entorno a más de 60 metros en tiempo real, una videocámara que reconoce las luces del semáforo y ayuda al auto a reconocer obstáculos (otros autos, ciclistas y peatones), cuatro radares — tres adelante y uno atrás — y un monitor de posición, entre otras cosas que Google jamás nos dirá.
Por si fuera poco, los autos interactúan entre sí. Con este sistema, la información recopilada por cada auto refresca la información en tiempo real y genera un reporte de rutas en tiempo real, permitiendo a otros autos identificar un embotellamiento y generar automáticamente un trayecto alternativo y así optimizar los tiempos de viaje.
Google plantea incluso crear programas de conducción basados en tus intereses, búsquedas y hábitos de navegación y conducción, ofreciendo experiencias personalizadas únicas para cada conductor. Esto hace necesario recordar que esta empresa ya maneja mucha de nuestra información personal, y que últimamente está en el ojo del huracán por el manejo que hace de ella y la poca seguridad que — a veces — ofrece al usuario.
Los que gusten de descubrir conspiraciones podrán decir que este sería el último paso necesario para que Google se convierta en el ‘Gran Hermano’ y tenga acceso a todas nuestras acciones importantes fuera del computador; sin embargo, en un mundo donde más de 1.200.000 de personas mueren en accidentes de tránsito cada año, esta tecnología podría ser realmente útil para salvar personas… claro está, con un marco legal que proteja nuestra privacidad.
Y hablando de leyes: Tomando en cuenta que la legislación estadounidense exige que un ser humano siempre esté en control del vehículo que conduce, Google no pretende — ni puede pretender — introducir este sistema en un futuro cercano, pero seguirá desarrollándolo para mejorar su efectividad. Esto comprueba que — una vez más — la tecnología es mucho más rápida que la ley, impidiendo a los robots hacerse cargo de esta tarea.
Por supuesto, esto todavía no reemplaza del todo al conductor, pues el sistema puede ser desconectado para permitir una experiencia de manejo convencional guiada por una suave voz femenina, así que por ahora tocará seguir estando atento y teniendo cuidado al conducir, mientras nos mantenemos a la espera de nuevas evoluciones de este Google Car.
Google y el sistema “Self-Driving Car” avanza a pasos agigantados. | Racing5
29 marzo 2012 at 23:38[…] dispositivos. En los automóviles también se trabaja, y bastante. Pues bien, en el año 2010, Racing5 había anunciado un experimento que estaba desarrollando la compañía Google y la marca de autos […]